¿Eres exitoso en tu trabajo, pero tu vida personal es un fracaso? ¿Tienes problemas de comunicación, tanto personal como profesional? ¿Te falta motivación para cumplir tus compromisos en el día a día? ¿A pesar de entregar resultados positivos te sientes insatisfecho profesionalmente? ¿Te da miedo los cambios? ¿Te enfrentas siempre a las mismas situaciones y no sabes cómo responder?

Mónica hubiese respondido afirmativamente a la mayoría de estas preguntas un par de años atrás antes de que empezara sus sesiones de coaching en su ciudad natal. Ella tenía un cargo en una empresa reconocida, era una de las ejecutivas más valoradas, pero estaba sintiendo mucha frustración por no alcanzar los objetivos tan fácilmente como lo hacía antes y por no poder dedicar más tiempo a su familia.

Con bastante reticencia al principio, ya que pensaba que podía salir por ella misma de la crisis que estaba viviendo, siguió la recomendación de un colega que le dijo que la mejor decisión que podía tomar en ese momento era ponerse en manos de un coach. Él, lo había hecho y los resultados estaban a la vista.

Así como Mónica y su compañero, muchos otros han seguido este camino de crecimiento posibilitando que la disciplina del Coaching haya pasado de ser “lo que está de moda” a convertirse en una herramienta aplicada cada vez más por las organizaciones, así como por las personas que buscan un cambio significativo en su vida.

Se trata de una disciplina en la que, a través de un proceso conversacional, un entrenador de personas o Coach acompaña al Coachee para alcanzar la coherencia en su Ser y su bienestar.

Mónica siempre comentaba que al principio tuvo dudas de seguir porque esperaba que el coach le diera la “receta mágica” y en sus conversaciones internas cuestionaba la dirección que iban tomando los encuentros. “Tienes que entregarte”, le decía por otra parte el colega que le había instado a comenzar con las sesiones. Y precisamente una noche se encontró de casualidad con una frase de uno de sus mayores ídolos, Albert Einstein: “No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos”.

Se dio cuenta, recordando la sesión que había tenido el día anterior, que su terquedad no le dejaba vislumbrar nuevos caminos y que no estaba poniendo nada de su parte para abrirse a lo que traía el proceso.  Estaba siendo presa de uno de los mayores enemigos del aprendizaje, el cual es creer que ya lo sabemos todo y que no hay nada más por aprender.

El Coaching apunta a que nos hagamos cargo de lo que nos sucede con una nueva mirada, a que seamos un observador riguroso de nuestras experiencias, a que no veamos las dificultades como problemas que los otros tienen que resolver sino como un proceso interno.

El Coach facilita el aprender a: Observar, Pensar, Sentir, y Hacer de formas diferentes, por consiguiente a lograr diferentes resultados en la vida.

En otras palabras, el camino de un proceso de Coaching tiene como base el aprendizaje a través de la experienciación, no intelectual, no erudito, sino que en la práctica, con registro completo de cuerpo, emoción y lenguaje. “El aprendizaje es experiencia, todo lo demás es información”, dijo también Einstein.

Este camino de consciencia nos pone como Observador de lo que nos acontece y nos empodera como el creador de nuestra propia vida, así como un artista modela su obra de arte.

Para Mónica, las sesiones significaron un período de descubrimiento y transformaciones, que no terminaron ahí puesto que después de un año decidió emprender su propio negocio. Su proceso, como el de todo quien se responsabiliza de su crecimiento, le comenzó a abrir muchas posibilidades que resultaron en un cambio profundo en su estilo de vida.

A la luz de los cambios de los que estamos siendo testigos en todo el planeta, en Crear Integración sostenemos que el papel que puede jugar el Coaching en estos tiempos es invaluable, no solo para esos desafíos que a veces vemos imposibles sino también para esos pequeños quiebres recurrentes de la cotidianeidad que nos llevan a lugares de sufrimiento y victimismo.

Hemos sido testigos de cómo el tomar acción hasta en los asuntos más simples, genera un efecto transversal en la vida de las personas.